TERAPIA DE PAREJA
Terapia de Pareja

Consiste en asistir a las parejas con problemas, o en crisis graves, para ayudarlos a encontrar la mejor solución. 

Mediante un enfoque sistémico, y cognitivo conductual, teniendo en cuenta que ambos integrantes vienen de distintos sistemas familiares, con diferentes creencias, historias y experiencias, que luego son las que influyen en su vida personal, se comienza el trabajo vincular, para arribar a la mejor solución para ambos. 

La terapia para parejas es la solución profesional para parejas, que están pasando por una crisis o tienen problemas familiares, con los hijos, problemas sexuales, celos, infidelidad, mala comunicación, competencia entre ambos, indiferencia, etc. 

La terapia para parejas ayuda a solucionar estos problemas ya que proporciona un tratamiento adecuado, que transforma estos problemas en una relación saludable que brinda a ambos miembros de la pareja una mejor calidad de vida. 

En cualquier caso, cuando aún existe amor y ganas de luchar por la relación, es una pena echarlo todo por la borda. La terapia de pareja es una alternativa para solucionar estos problemas, darse una segunda oportunidad y salir fortalecidos de esa prueba de fuego. 

 

Las principales causas de los problemas en una pareja

 

La mayoría de las parejas se forman en base al enamoramiento. Esta primera fase está caracterizada por sentimientos muy intensos matizados por la pasión, el afecto y la ternura. Sin embargo, poco a poco el enamoramiento va cediendo y la pareja debe encontrar nuevos intereses y razones que la mantengan unida. 

 

Los conflictos más comunes en la pareja

 

Existen diferentes factores, tanto de índole personal como social, que pueden influenciar la vida en pareja dando lugar a conflictos que rompen la armonía. Entre los principales motivos de consulta se hallan:

Desequilibrio de poder, debido a que una de las personas asume el control y toma decisiones de manera unilateral sobre asuntos importantes de la vida en pareja, como puede ser la educación de los hijos o el manejo de la economía doméstica.

Escasa intimidad, casi siempre provocada por la escasa expresión de afecto y detalles hacia la otra persona o por la existencia de límites y barreras emocionales que generan una profunda insatisfacción en uno de sus miembros.

Falta de compromiso, se trata a un desbalance en la inversión que cada persona hace en la relación de pareja, en el grado en el cual se involucra en la misma para lograr que el otro sea feliz.

Apego inseguro, este problema generalmente se instaura en la infancia y se caracteriza por conductas automáticas que matizan la relación y que se proyectan sobre la pareja, casi siempre bajo la forma de celos o de una dependencia emocional, que termina por ahogar al otro.

Insatisfacción sexual, casi siempre provocada por la falta de deseo sexual o por disfunciones sexuales propiamente dichas que aparecen como resultado de la rutina o la ausencia de pasión.

Infidelidad, que suele estar acompañada o antecedida por un malestar o insatisfacción con el matiz que ha adquirido la relación.

Falta de cooperación, se produce cuando uno de los miembros no contribuye suficientemente a la relación, casi siempre en lo que respecta a las tareas domésticas, sobrecargando al otro de responsabilidades que generan reproches y frustración.

Agresividad y violencia, situaciones que normalmente se producen a partir de discusiones que no llegan a buen puerto y en las cuales se le da rienda suelta a la ira.

Familia de origen, problemas que generalmente están provocados por familias demasiado invasivas que interfieren en las decisiones y la vida cotidiana de la pareja, generando conflictos y un distanciamiento entre sus miembros.

Escasa confianza, una situación en la cual una de las personas no confía plenamente en el otro y, como resultado, asume comportamientos posesivos que provocan angustia, inseguridad y opresión.

Diferencias culturales, que en un primer momento de la relación no salieron a flote pero que, con el paso del tiempo y el roce cotidiano, comienzan a hacerse notar.

 

Los desencadenantes de los conflictos de pareja

 

En circunstancias normales, lo usual es que la pareja logre acoplarse y llevar una vida relativamente tranquila. Sin embargo, cuando ocurren cambios importantes, la falta de aceptación del otro o la incapacidad para comunicarse de manera asertiva salen a relucir y provocan conflictos o los acentúan. 

Hay situaciones particularmente estresantes que actúan como desencadenantes de los problemas de pareja, como pueden ser las enfermedades, los problemas económicos o la llegada de un bebé. En otros casos, los problemas surgen con la jubilación o cuando los hijos se van de casa, ya que la pareja tiene más tiempo para pasar juntos y comienzan a surgir las desavenencias. 

 

¿Cuándo acudir a un terapeuta de pareja?

 

Cualquier pareja puede pasar por un momento de crisis. La mayoría de las veces ocurre sin que ninguna de las partes quiera, y sin que sepamos cómo evitarlo. En estos casos, no hay que precipitarse y tomar decisiones impulsivas, sino analizar qué está pasando. Quizá sea el momento de pedir la ayuda de un profesional objetivo que te pueda brindar las claves para recuperar el rumbo de la relación.

Es recomendable acudir a un terapeuta de pareja cuando existe un malestar o insatisfacción con la relación y ambas personas quieran resolver el problema. 

Cuando es necesario, también se trabaja a nivel individual ciertos aspectos personales de cada miembro de la pareja que pueden estar interfiriendo en el buen funcionamiento de la misma.

Realizar una terapia de pareja puede ayudarte a:

•Identificar los problemas reales de la relación y sus causas

•Disminuir la tensión entre los miembros de la pareja

•Aprender técnicas de resolución de conflictos que sean más eficaces y que se pueden poner en práctica en diferentes contextos, no solo en la relación de pareja

•Mejorar la comunicación, potenciando una expresión más asertiva de las necesidades, deseos y emociones de cada uno de los miembros

•Potenciar la empatía, aprendiendo a ponerse en el lugar del otro para comprender sus puntos de vista y sentimientos

•Fomentar el equilibrio y la satisfacción con la relación de pareja a través del crecimiento personal de ambos miembros

•Adoptar una actitud más tolerante, en aras de que la otra persona se sienta más aceptada y apoyada

•Aprender a conocer a la otra persona, teniendo siempre en cuenta sus sentimientos y necesidades

•Recobrar las muestras de cariño y los pequeños detalles que hicieron que ambas personas se enamoraran

“Una pareja feliz no es aquella que no tiene conflictos, sino la que sabe enfrentarlos y salir fortalecida de ellos.”

Una pareja feliz no es aquella que no tiene conflictos, sino la que sabe enfrentarlos y salir fortalecida de ellos.

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